miércoles, 23 de noviembre de 2011

Nada más importa


8th Entrada final
Miraba a los ojos al soldado estadounidense que me estaba apuntando. Sabía lo que tenía que hacer en ese momento, Así que tiré la pistola que estaba sosteniendo, y de inmediato, el soldado me golpeó en la cabeza y yo caí al suelo. Posteriormente una pequeña explosión se desató en el lugar, haciendo que el soldado perdiera el equilibrio y cayera. Eso lo aproveché muy bien, me levante del suelo, cogí su arma y le disparé repetidamente en la cabeza, dandole una muerte rápida y sin dolor. Estaba cubierto de sangre y me sentía un poco mal por lo que acababa de hacer, pero si es pecado arrebatarle la vida a un soldado  que maltrataba personas inocentes, entonces soy culpable.

Después fui a buscar a mi madre que se encontraba en las trincheras refugiándose. La miré a los ojos y simplemente le dije: “¡Vámonos!”. Estábamos escapando del lugar, junto con las decenas de prisioneros que intentaban huir de ahí. Al parecer, estábamos huyendo hacia una muerte segura, pues nos dirigíamos al campo de batalla. Por lo tanto decidimos tomar otro camino, así que observé a lo lejos una camioneta militar, y sin pensarlo dos veces, caminamos hacia ella para  escapar sanos y salvos.

Por suerte estaban las llaves dentro, y el soldado que la conducía, muerto. Nos subimos en la camioneta y nos dirigimos hacia la salida. Todo era un verdadero caos, pues estaba siendo atacada la base militar estadounidense, con todo y los prisioneros. No podía quedarme a ayudar a los demás, aunque lo deseaba con toda el alma, pero ahora solo me importaba poner a mi madre a salvo del ataque.

Saliendo del lugar, fuimos interceptados por otra camioneta. Al parecer no eran estadounidenses, pero no sabían que nosotros tampoco lo éramos. Nos bajaron violentamente y nos sometieron contra el suelo. A lo lejos se oyó una voz que dijo: “¡Alto!”. Me alegré al saber que eran Alberto y el equipo alfa de la resistencia los que estaban atacando la base estadounidense.

De inmediato me dijo que me fuera, que era muy peligro estar en este lugar, así que ordenó que se llevaran a todos los prisioneros rescatados a un lugar seguro. Una camioneta llena de prisioneros y heridos estaba a punto de partir. Lamentablemente solo había espacio para otra persona más. Sin pensarlo dos veces, subí a mi madre en la camioneta. Le dije que no se preocupara por mí, que me quedaría aquí esperando otro transporte para poder salir.

Di media vuelta y me refugié en una trinchera, esperando ansioso el transporto que me llevaría a salvo, pero de pronto, se escuchó a lo lejos el estruendo de un poderoso avión que se acercaba rápidamente. Alcé la mirada y vi el jet sobre nosotros. Creí que había pasado el susto cuando se alejó, pero vi como lanzó un misil en la dirección donde se fue la camioneta donde estaba mi madre.

Posteriormente solo vi una explosión a lo lejos seguida de una densa nube de humo. No sabía lo que había pasado, pero en ese momento solo pensaba lo peor: había sido destruida la camioneta donde viajaba mi madre. Estaba completamente anonadado e inconsolable. No puede ser que después de todo, no valió para nada mi esfuerzo. Definitivamente ya no tenía ninguna razón para seguir sufriendo esta agonía. Así que me dirigí hacia el campo de batalla con un montón de granadas, a ver qué pasaba.
Continuara...

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