8th Entrada final
Miraba
a los ojos al soldado estadounidense que me estaba apuntando. Sabía lo que tenía
que hacer en ese momento, Así que tiré la pistola que estaba sosteniendo, y de
inmediato, el soldado me golpeó en la cabeza y yo caí al suelo. Posteriormente una pequeña explosión se desató en el lugar, haciendo que el soldado perdiera
el equilibrio y cayera. Eso lo aproveché muy bien, me levante del suelo, cogí su
arma y le disparé repetidamente en la cabeza, dandole una muerte rápida y sin dolor. Estaba cubierto de sangre y me sentía un poco mal por lo que acababa
de hacer, pero si es pecado arrebatarle la vida a un soldado que maltrataba personas inocentes, entonces
soy culpable.
Después fui a buscar a mi madre que se encontraba en las trincheras refugiándose. La
miré a los ojos y simplemente le dije: “¡Vámonos!”. Estábamos escapando del
lugar, junto con las decenas de prisioneros que intentaban huir de ahí. Al parecer,
estábamos huyendo hacia una muerte segura, pues nos dirigíamos al campo de
batalla. Por lo tanto decidimos tomar otro camino, así que observé a lo lejos una
camioneta militar, y sin pensarlo dos veces, caminamos hacia ella para escapar sanos y salvos.
Por
suerte estaban las llaves dentro, y el soldado que la conducía, muerto. Nos subimos
en la camioneta y nos dirigimos hacia la salida. Todo era un verdadero caos,
pues estaba siendo atacada la base militar estadounidense, con todo y los
prisioneros. No podía quedarme a ayudar a los demás, aunque lo deseaba con toda
el alma, pero ahora solo me importaba poner a mi madre a salvo del ataque.
Saliendo
del lugar, fuimos interceptados por otra camioneta. Al parecer no eran
estadounidenses, pero no sabían que nosotros tampoco lo éramos. Nos bajaron violentamente
y nos sometieron contra el suelo. A lo lejos se oyó una voz que dijo: “¡Alto!”.
Me alegré al saber que eran Alberto y el equipo alfa de la resistencia los que
estaban atacando la base estadounidense.
De
inmediato me dijo que me fuera, que era muy peligro estar en este lugar, así que
ordenó que se llevaran a todos los prisioneros rescatados a un lugar seguro. Una
camioneta llena de prisioneros y heridos estaba a punto de partir. Lamentablemente solo había espacio para otra persona más. Sin pensarlo dos
veces, subí a mi madre en la camioneta. Le dije que no se preocupara por mí,
que me quedaría aquí esperando otro transporte para poder salir.
Di
media vuelta y me refugié en una trinchera, esperando ansioso el transporto que
me llevaría a salvo, pero de pronto, se escuchó a lo lejos el estruendo de un
poderoso avión que se acercaba rápidamente. Alcé la mirada y vi el jet sobre
nosotros. Creí que había pasado el susto cuando se alejó, pero vi
como lanzó un misil en la dirección donde se fue la camioneta donde estaba mi
madre.
Posteriormente solo vi una explosión a lo lejos seguida de una densa nube de humo. No sabía
lo que había pasado, pero en ese momento solo pensaba lo peor: había sido
destruida la camioneta donde viajaba mi madre. Estaba completamente anonadado e
inconsolable. No puede ser que después de todo, no valió para nada mi
esfuerzo. Definitivamente ya no tenía ninguna razón para seguir sufriendo esta
agonía. Así que me dirigí hacia el campo de batalla con un montón de granadas, a
ver qué pasaba.
Continuara...
Continuara...