lunes, 7 de noviembre de 2011

El enemigo de mi enemigo, es mi amigo

5tha Entrada Final.
(02 de Febrero 2012)
“Me encuentro en un oscuro abismo y no sé cómo salir de allí. Todo parece indicar que estoy solo y no hay vuelta atrás. Tengo que seguir adelante hasta el final de este oscuro túnel; sé que al final encontrare la luz del amanecer y se terminara la tormenta para siempre. Puedo también retroceder en el camino, evitarme todas las penas y tirar a la basura todo por lo que he luchado, pero eso no es una opción para mí”.

He llegado a Estados Unidos, tras un arduo camino a través de un enorme túnel subterráneo, que construyeron seguramente con intenciones ilícitas para el tráfico de drogas, armas o dinero. Nos hemos separado en dos grupos: yo me encuentro con Alberto, su tío Adolfo “el führer” y treinta hombres armados, mientras que el otro grupo constaba de veinte hombres armados y Jorge, el hijo del líder

Nuestro grupo se dirige a un punto al sur de Texas, cuando de pronto… Escuchamos un helicóptero acercándose rápidamente. ” ¡Todos al suelo!” grito Alberto. El terreno era árido y con muchas piedras alrededor, por lo que fue fácil esconderse por un momento. Recostados, esperamos a que el helicóptero se alejara lo suficiente para poder seguir nuestro camino. No sé por qué, pero ese momento me pareció muy emocionante. Segundos después, se alejó el helicóptero completamente, nos pusimos de pie y Adolfo, el líder del cartel, nos dijo: “Estamos en guerra y estamos en territorio enemigo, así que tengan mucho cuidado. La próxima vez que vean a alguien desconocido, disparen primero y luego pregunten.”

Después de un rato, habíamos llegado a una residencia casi en medio del desierto, donde nos esperaba un grupo de personas que se hacían llamar a sí mismos “la resistencia”. Era un grupo que se dedicaba a hacerle frente con un pequeño ejército de hombres armados a los diferentes asentamientos del enorme ejército estadounidense.

Desde hace una semana, no teníamos idea de lo que estaba pasando en el resto del mundo, así que el líder de la resistencia (un ex comandante del ejército mexicano llamado Edgar Moctezuma Rodríguez) nos puso al tanto de la situación actual.



Resulta que estamos en plena tercera guerra mundial. Tras la declaración de guerra de Estados Unidos a México, varios países lo vieron como una oportunidad para arreglar varias cuentas, o simplemente para aprovecharse de la situación. Japón, entro de lleno en esta guerra. Según nos informan, porque el ejército estadounidense asesino brutalmente a cuatro personas de origen japonés, todo esto, por que trabajaban en un restaurante con dos mexicanos. Así que firmó un tratado de alianza con México. Japón apoyaba completamente a México, junto con otros países de Asia como Irán, Irak, Afganistán, y Pakistán. Con la frase: “El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. También a esta lista se agregaron países de Sudamérica, como Venezuela, Bolivia, Chile que apoyaban a México, así como también el Salvador y Cuba.
Por lo tanto, Estados Unidos contaba con sus tres poderosos aliados: Canadá, Inglaterra y Francia.
Mientras nos estaba contando lo que estaba sucediendo en el resto del mundo, de repente, una ráfaga de balas cayó en contra de nosotros. De nuevo gritaron: “¡Cúbranse todos!”. Fueron dos segundos donde me quede completamente inmóvil, sin saber qué hacer, pero de repente reaccione y me cubrí atrás de una camioneta. Nos estaban atacando, nuestro grupo se estaba defendiendo y yo estaba muerto de miedo. Nunca había escuchado tantos disparos tan cerca de mí. Fue un temor inimaginable. En cualquier momento una bala podría golpear mi cabeza. No sabía si moriría en ese momento o viviría para contarlo.

Estaba tirado cubriéndome, cuando de pronto, escuche una explosión, me levante y vi una densa nube de humo de donde provenían los disparos. Habían arrojado una granada hacia los malditos. Quería retirarme del lugar, pero Alberto me vio, me dio un rifle y simplemente me dijo:” ¡Dispara!” Así que, asustado, lo hice para poder salvar mi vida.

De repente, escuche un tremendo estallido, me zumbaron los oídos y todo se nublo completamente. Lo último que recuerdo es que corrí muy rápido disparando hacia todas direcciones y de repente: me apagaron las luces. Me encontraba en un estrecho de oscuridad infinita. No sabía lo que había pasado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario